Cáñamo industrial: con potencial para el desarrollo

A nivel mundial, la industria del cáñamo está viviendo un verdadero auge. Durante el siglo XIX, Chile fue uno de los principales exportadores de cáñamo del hemisferio sur, llegando a contar con más de 20.000 hectáreas plantadas en el país. Recientemente países como EE.UU., Ecuador y Paraguay han abierto paso a la producción y procesamiento […]

A nivel mundial, la industria del cáñamo está viviendo un verdadero auge. Durante el siglo XIX, Chile fue uno de los principales exportadores de cáñamo del hemisferio sur, llegando a contar con más de 20.000 hectáreas plantadas en el país. Recientemente países como EE.UU., Ecuador y Paraguay han abierto paso a la producción y procesamiento industrial de esta planta. Incluso en Paraguay el presidente Mario Abdo Benítez lo designó como un “cultivo de interés nacional”.

Sin embargo, en Chile la historia es distinta. Al día de hoy, la regulación considera bajo la misma categoría al cáñamo y la marihuana. Si bien ambas pertenecen a la misma especie, Cannabis Sativa L., son diferentes variedades, siendo una de sus principales diferencias la baja concentración que contiene el cáñamo de THC, sustancia causante de los efectos psicoactivos propios de la marihuana. Esta regulación no ha permitido el desarrollo de la industria del cáñamo industrial durante los últimos años, por lo que un conjunto de empresarios nacionales creó la ACCI Asociación Chilena de Cáñamo Industrial con el objetivo de volver a potenciar la industria.

EL PROYECTO

Una de las compañías que forman parte del gremio es Diamond Hemp, fundada por Sebastián Cuadra y Felipe Varas. En 2019 iniciaron su proceso de obtención de licencia para sembrar cáñamo ante al SAG, ente regulador de estas materias. Luego de un largo tiempo de reuniones, presentaciones y compromisos de inversión en seguridad, obtuvieron la licencia a mediados de 2020. Trajeron diferentes variedades de Francia con el objetivo de hacer pruebas para conocer cuáles se adaptan mejor a nuestro clima y a partir de estas, producir semilla y fibra, pero también para mostrar a la autoridad que las variedades corresponden a cáñamo industrial, según explica Felipe Varas.

En Villa Alegre, Región del Maule, cuentan con cien hectáreas de las cuales cuatro están plantadas bajo los reglamentos de la autorización obtenida que les permite producir, cosechar y procesar la planta. El huerto tiene un doble cerco de tres metros de alto, reja hexagonal y otra rígida tipo carretera, con luces, con cámaras de seguridad y guardias 24/7, medidas costosas pero requeridas por el gobierno para poder ejecutar la licencia.

De Izquierda a derecha: Sebastián Cuadra, fundador de Diamond Hemp; Felipe Varas, fundador de Diamond Hemp y Claudio Amaro, ingeniero agrónomo

“Este cultivo estuvo ilegal y sin desarrollo durante los últimos 60-70 años, por lo tanto hay un gap gigante para llenar en cuanto a conocimiento y desarrollo de nuevas variedades más efectivas”, señala Varas. Es por esto que el proyecto de Diamond Hemp está enfocado principalmente en hacer desarrollo y mejoramiento de las variedades para en el mediano plazo contar con variedades más productivas para la industria.

CÁÑAMO INDUSTRIAL

Idealmente la planta se da en un clima mediterráneo con primaveras y veranos más cálidos y días largos, idealmente sobre doce horas, porque ahí es donde se logra el mayor desarrollo vegetativo; suele ser muy resistente y su requerimiento hídrico es bajo. Por eso Chile cuenta con grandes aptitudes para su desarrollo, explica Claudio Amaro, ingeniero agrónomo.

En cuanto a rendimiento, los resultados en Chile han sido favorables. Los números superan con mucho margen lo registrado en la literatura, que son 1.000kg/ha. “En el primer periodo obtuvimos, en promedio, de nuestras variedades 1.600 a 2.000 kg/ha. Y cuando hicimos una cosecha más tardía, donde hubo una mayor madurez de grano, estuvimos aproximadamente en 3.500 kg/ha”, explica Amaro.

De las seis variedades estudiadas, son dos las que destacan por su rendimiento: Fedora y Ferimon, las cuales tienen más ramificaciones y, por lo tanto, generan mucho más granos, tal es su principal diferencia con las otras variedades. Además cuentan con la variedad Uso 31, que es muy precoz, pero no es tan granera, es decir, genera menos producción y además también da menos caña.

ALIMENTACIÓN ANIMAL

Para Felipe Varas, el cáñamo tiene un gran potencial en Chile, sobre todo en lo que se refiere a la alimentación animal. Nuestro país es un gran productor de salmón, una industria que debe importar más de un millón y medio de toneladas de soya desde Brasil y Argentina.

“La semilla del cáñamo es proteína vegetal de primera calidad, es rica Omega 3 y 6 y contiene todos los aminoácidos esenciales. En comparación con la soya, la soya tiene más concentración de proteína pero es mucho menos sustentable en todo su proceso y hay problemas con la gran cantidad de alérgenos, entre otros. Actualmente el consumidor está buscando una proteína vegetal alternativa de alta calidad. En ese sentido el cáñamo es la más sustentable, desde la limpieza de su producción, hasta el tema de la captura de carbono”.

Este cultivo es uno de los que más CO2 captura del ambiente. Estudios señalan que una hectárea de cáñamo absorbe hasta 13 toneladas de CO2. “Esto se explicaría, entre otros factores, por su rápido desarrollo (100 a 120 días)”, explica Amaro.

“Si eso se piensa desde una mirada estratégica, y Chile quiere seguir siendo potencia alimentaria y tener su industria asegurada, no puede ser que importemos de nuestros competidores para alimentar a los salmones”. De acuerdo con Varas, actualmente, esta industria requiere aproximadamente 1,5 millones de toneladas de soya, es decir, un promedio de 250 mil hectáreas para cumplir su necesidad de consumo, además, es una industria que va creciendo. “Solo enfocado en ese tema, vemos que la introducción del cáñamo en Chile es un tema que va a ser estratégico. En eso estamos trabajando justamente, en mostrar esta necesidad de aumentar la actual producción de proteína vegetal de forma local, y no depender tanto de países que compiten con nosotros, es un tema de estrategia país”, explica Varas.

AGRICULTURA CAMPESINA

Para Sebastián Cuadra, la agricultura campesina puede ser una gran beneficiada en el desarrollo de esta industria. Un agricultor que ya tiene maíz o trigo, podrá contar con una opción más y usar la misma infraestructura que ya tiene, sin necesitar un cambio o inversión; además, se espera que este nuevo cultivo pueda generar una mayor ganancia que un cultivo tradicional y ser una alternativa de rotación muy rentable.

“Es posible que un campo pequeño, sin mayor tecnología, pueda desarrollar el cultivo sin problema. Además, en el futuro el agricultor va a contar con tres vías de ingresos: primero por las semillas que pueda producir y vender; segundo, por la biomasa que puede ser usada para hacer bioplásticos, materiales de construcción, para celulosa, etc.; y finalmente va a tener un tercer ingreso por la captura de CO2 de la atmósfera, que si bien tenemos que hacer que ese mercado suceda, existe la capacidad a través de la planta”.

DESARROLLO DE LA INDUSTRIA

Diamond Hemp ya solicitó al SAG un permiso para ampliación y busca expandirse para contar con 50 hectáreas plantadas el próximo año. Con el tema del Covid-19 todos los planes se han visto afectado, sin embargo, “ya estamos en el proceso de envío de la biomasa a los distintos pilotos, tanto en la universidad, como en la empresa de plásticos, también con una empresa de celulosa”, explica Sebastián Cuadra, socio y Co Fundador de la empresa, y agrega, “todo eso esperamos desarrollarlo durante el año porque ya tenemos la biomasa y estamos en el proceso de enviarla para que le hagan las pruebas y los análisis”.

Nosotros estamos trabajando para que cuando más agricultores quieran cultivar, ya tengamos disponible la planta de proceso que va a tomar todo el material y darle el valor agregado, señala Cuadra. Nuestra postura va en el desarrollo integral de la industria, cuando uno parte una industria está obligado a estar integrado, porque nadie más lo está haciendo, uno tiene que producir y procesarse, lo que requiere asegurar desde un inicio una alta inversión. En cambio, en otros países con industrias más desarrolladas las empresas ya están más especificadas, están las que solo procesan, las especializadas en genética, etc.

PANORAMA POSITIVO

A pesar de las dificultades, para Sebastián Cuadra el panorama es más que positivo: “sabemos que luchamos contra el estigma de lo que significa la marihuana, eso es lo más complicado de todo, pero estamos convencidos de los beneficios del proyecto. Nos han ido escuchando y las puertas se han ido abriendo porque se están viendo las oportunidades. En ese sentido estamos muy agradecidos de la gente del SAG Maule que se han dado el tiempo de entender y creer en nuestro proyecto”.

En Latinoamérica muchos países están abriendo la regulación al cáñamo, y si bien Chile está dando sus primeros pasos, Cuadra cree que va por buen camino. “También vemos que las autoridades han confiado en todo lo hemos dicho, hemos cumplido todo lo que hemos prometido y ellos también tienen interés en que esto se desarrolle y que sea una alternativa. Porque en verdad estás poniendo un grano más, como el trigo, el maíz y la soya, como alternativa de consumo, de un grado alto de poder nutritivo y, además, sustentable en su producción. Es un win-win”.

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