
¿Cómo controlar los impactos del virus del Sharka en los carozos?
El virus del Sharka es considerada la virosis más devastadora que afecta a frutales de carozo, pues aun cuando las plantas infectadas no mueren, la fruta se ve afectada con síntomas que causan pérdida de los atributos cosméticos y organolépticos, lo que reduce su valor comercial.

Por ello, un equipo de investigadores de diversos países, entre ellos la Dra. Mónica Madariaga, encargada del laboratorio de virología del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) de Chile, publicó en la revista científica Phytopathologia Mediterranea un estudio sobre el impacto que tiene el virus. La investigación analizó los costos económicos directos e indirectos asociados al manejo de esta enfermedad durante casi tres décadas (1995-2023). Los resultados indicaron que las pérdidas globales se estiman en 2.400 millones de euros, principalmente debido a la disminución en la calidad y cantidad de frutas, rechazos en mercados internacionales y altos costos de erradicación y control de la enfermedad.
En Chile, un país destacado en la exportación de frutas, el impacto del PPV ha sido significativo pero contenido gracias a estrictas medidas de control. Desde su detección en 1993, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) ha liderado esfuerzos para monitorear y controlar la propagación del virus, incluyendo la realización de más de 423.000 análisis en plantas madre. A pesar de ello, entre 1995 y 2023 se estiman costos asociados (directos e indirectos) de aproximadamente 26 millones de euros, lo que representa un desafío para el sector frutícola nacional.
Llamado a la acción global
El informe destaca que, aunque el PPV afecta principalmente a Europa y Asia, su presencia ha sido reportada en 54 países de todos los continentes, excepto Oceanía. La colaboración internacional es crucial para frenar la expansión del virus. La Dra. Madariaga indicó: “Este estudio muestra que la inversión en investigación, vigilancia y desarrollo de variedades resistentes es esencial para proteger una industria que no solo genera importantes ingresos económicos, sino que también forma parte de nuestras tradiciones.”
El equipo de investigación enfatizó la necesidad de continuar trabajando en métodos de diagnóstico avanzados y estrategias sostenibles para mitigar el impacto de esta enfermedad en la agricultura mundial.
¿Cuáles son las características del Sharka?
De acuerdo con una publicación de Mundoagro, “Virus Sharka: estrategias para mitigar esta plaga cuarentenaria”, de octubre de 2020, el virus del Sharka es considerada la virosis más devastadora que afecta a frutales de carozo, pues aun cuando las plantas infectadas no mueren, la fruta se ve afectada con síntomas que causan pérdida de los atributos cosméticos y organolépticos, lo que reduce su valor comercial.
Desde la década del ´70 se estima que en el mundo se ha invertido alrededor de 10.000 millones de euros en toda la gestión relacionada a la enfermedad (Cambra et al., 2006).
La severidad con que el virus afecta a su hospedero depende principalmente de la raíz del virus, las características del hospedero y las condiciones agroclimáticas. Hasta el momento se han descrito diez razas del virus. Una de las más atenuadas es la raza D, que afortunadamente es la que está presente en Chile.
Esta raza afecta al damasco, ciruelo, duraznero y nectarino. En el caso del damasco, es altamente susceptible frente a la infección, por lo cual la fruta se ve muy afectada e incluso las pérdidas pueden llegar al 100%. Aun cuando PPV-D afecta las cuatro especies descritas, la eficiencia en la transmisión natural del virus no es muy eficiente, a excepción de lo que ocurre entre damasco y ciruelo.
¿Cómo se transmite esta enfermedad?
La transmisión natural de PPV es en forma horizontal, es decir, el virus se mueve desde plantas infectadas a plantas sanas. Por lo tanto, la transmisión de PPV no ocurre a través de semillas. El movimiento a corta distancia, entre planta y planta, está dado por vectores que son los pulgones, ya sea especies que colonizan Prunus o especies polífagas. Hay alrededor de 20 especies de pulgones que son capaces de transmitir el virus, una de las más eficientes es el pulgón verde del duraznero (M. persicae).
La forma en que el pulgón transmite el virus es no-persistente, lo que quiere decir que basta con que el pulgón realice una prueba de alimentación de tan sólo algunos segundos, en un hospedero infectado, para que quede virulento con la capacidad de transmitir el virus inmediatamente a otro hospedero sano.
La condición de virulento en el vector dura tan sólo algunos minutos. Esta forma que tiene el pulgón de transmitir el virus, favorece enormemente la diseminación entre plantas y dificulta mayormente el control químico del vector, pues este debe ocurrir antes que el pulgón aterrice en el hospedero y haga una prueba de alimentación.
El movimiento del virus a larga distancia es mediante material de propagación, así la enfermedad se puede establecer en regiones libres del virus al incorporar al país material de propagación previamente infectado, ya sea ramillas, portainjertos o plántulas de viveros.
Considerando la estrategia de diseminación que tiene el virus causante de la Sharka, se puede comprender que no existe una medida de control absoluta, sino que el control debe estar dado por una serie de estrategias que permitan mitigar la enfermedad y, en el mejor de los casos, cuando la enfermedad está en regiones geográficas aisladas, erradicarla.
¿Cómo mitigar la enfermedad?
La principal medida de control es el establecimiento de normativas que impidan el libre movimiento de material de propagación (yemas, estacas enraizadas, plantas injertadas), ya sea a nivel internacional mediante cuarentenas o a nivel local controlando a nivel de viveros la producción de plantas libres del virus y la venta de portainjertos y variedades.
La segunda medida de control es a nivel de huertos, donde se requiere la colaboración de productores que comprendan la importancia de erradicar las plantas infectadas, pues estas son una importante fuente de inóculo para que los pulgones diseminen el virus. Para esto es de vital importancia la capacitación de los fruticultores en aspectos tales como: reconocimiento de la enfermedad, correcta erradicación de plantas infectadas y eliminación de desechos y prácticas culturales para el buen control de maleza.
Una tercera estrategia de control, que va de la mano con las dos primeras, es el control químico de vectores. Un eficaz control de vectores disminuye la diseminación de la enfermedad, pero no la controla, pues debido a la forma en que el vector transmite el virus (no persistente), el control químico sería eficaz sólo si el pulgón fuese eliminado antes de picar la planta.
Otra forma de controlar la enfermedad, y tal vez la más eficaz de todas, es el uso de materiales con resistencia genética. En este aspecto el mundo científico realiza día a día grandes esfuerzos por encontrar fuentes de resistencia genética que puedan ser integradas en cultivares comerciales mediante mejoramiento genético tradicional. Lamentablemente, luego de largos años de búsqueda, no son muchas las fuentes de resistencia que se han logrado identificar, pero se sigue trabajando en esta área.
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