
“Hay que democratizar la innovación” señala Francine Brossard, directora ejecutiva de FIA
Si bien los objetivos, con el correr del tiempo, pueden englobarse dentro de categorías similares, como lo son producir más y mejor, lo cierto es que basta profundizar un poco para comprender que a lo largo de los últimos veinticinco años ha cambiado demasiado lo que entendemos por más y mejor: ya no se trata […]

En Chile, la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) es la agencia del Ministerio de Agricultura encargada de desarrollar la innovación en el sector agrícola. Hace 25 años, Francine Brossard fue invitada a la creación de esta institución y hoy vuelve como directora ejecutiva. En su mirada confluye el conocimiento y la experiencia de haber visto estos cambios. Es a partir de eso que resulta tan interesante escuchar sus ideas para entender cuáles cree que debería ser los objetivos del FIA y cuáles los caminos para lograrlo. Conversamos con ella para saber en qué está trabajando la fundación y conocer la nueva mirada holística con la que pretende ampliar su ecosistema de trabajo.
LINEAMIENTOS ESTRATÉGICOS Y PILARES DE ACCIÓN
El contexto mundial de la agricultura no es fácil y conlleva muchos desafíos que el sector debe afrontar. “Hoy en día, desde FIA, enfocamos el trabajo en tres lineamientos esenciales. Primero, como mirada global, está todo lo relacionado con adaptación y mitigación al cambio climático. Además, a causa del déficit de agua que golpea al país, dirigimos esfuerzos a la gestión sostenible de recursos hídricos. Y finalmente, apuntamos a apoyar los sistemas alimentarios sostenibles, que son una necesidad que identificamos ante el complicado escenario a nivel internacional, y también en cuanto a insumos y fertilizantes. Esta institución siempre se ha hecho cargo de los vaivenes que hay, tanto a nivel nacional como internacional buscando por medio de la innovación cómo aumentar la competitividad del sector agrario mediante nichos de mercado interesantes”, señala Brossard.
Actualmente “trabajamos abiertos a la demanda, la cual nos llega a través de la apertura de concurso de innovación, una vez al año. Previo a su aprobación, hay una evaluación de cuáles son los proyectos que vamos a admitir, luego se decide cuáles van a ser ejecutados y apoyados por FIA, para finalmente comenzar el desarrollo de la propuesta, acompañada por los profesionales de la Fundación que harán un seguimiento a estos proyectos de innovación”, explica la directora.

La línea más conocida de FIA es el financiamiento a proyectos, sin embargo, también se está impulsando que la comunidad agrícola conozca lo que significa la innovación, y para eso han desarrollado varias actividades, entre ellas Conecta. Esta iniciativa consiste en espacios que promueven la vinculación entre usuarios de una región y distintos actores del ecosistema de innovación en el agro; de esta forma se generan contactos de utilidad en función de las necesidades, y compartiendo experiencias para abrir posibles nexos de cooperación.
Innovación no significa todo nuevo, dice Francine. “Hablamos de innovación también respecto a procesos, a metodologías y eso también significa que adaptamos procesos, ya sea modelos de comercialización, de producción, etc., es un espectro muy amplio de acción”.
Otra línea de trabajo es el impulso del conocimiento de la innovación a través de coloquios en los cuales los mismos ejecutores presentan toda la metodología en detalle, o diferentes plataformas de información para entregar los conocimientos con las que cuenta la fundación.
Por otro lado, un instrumento muy conocido de FIA son las giras tecnológicas, que dan la oportunidad a grupos, tanto de agricultores, expertos, o docentes de conocer alguna experiencia innovadora para replicarla o perfeccionarla, mediante el aprendizaje obtenido a través de una visita tanto dentro de Chile como en el extranjero.
“En esta línea, también contamos con consultorías, un instrumento muy útil en el que, por ejemplo, un grupo de productores levantan una necesidad específica, y FIA puede financiar la asistencia de un consultor que brinde apoyo para satisfacer esa demanda”.
INNOVACIÓN EN CHILE

El Gobierno de Chile se ha propuesto llegar al 1% del PIB nacional destinado a la investigación y desarrollo. Actualmente se destina entre un 0,3-0,4%, y eso da claridad de que aún se está bastante lejos y queda un amplio margen para incorporar la innovación y sobre todo en agricultura, explica la directora nacional.
Muchas son las razones, “por un lado tenemos grandes productores, que están exportando y cuentan con un nivel bastante elevado de comercialización e infraestructura, pero contrasta con una pequeña agricultura muy lejana a la innovación, no solo porque no la conocen, sino que también existen muchas trabas. Los pequeños agricultores en promedio tienen 60 años, por lo tanto, la distancia que para ellos existe con las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), es muy amplia y se sienten totalmente ajenos a su uso, lo que dificulta también la posibilidad de innovar”.
La innovación es parte medular de la agricultura y FIA siempre ha trabajado para incentivarla. No obstante, afirma Brossard, antes se la enfocaba en un público delimitado: “la fundación siempre ha apoyado, por ejemplo, a las universidades, que son clave para la investigación e innovación dentro del sector agrícola”. Pero ahora, se busca dar una mirada más holística y democratizar la innovación, la cual viene en esta apertura hacia sectores de la pequeña agricultura y también a distintos grupos etarios. “Tenemos una prioridad que va enfocada principalmente a la agricultura familiar campesina: la mujer rural, los jóvenes y las cooperativas”.
MUJER RURAL
Si bien existen grandes avances en la posición de la mujer rural en el campo, aún queda mucho camino por recorrer. “Dada la dinámica propia del entorno, por ejemplo, que los hombres migren a otros sectores, como la minería, los hijos se van a la ciudad, etc., por lo que la mujer va quedando poco a poco abandonada. Sin embargo, también hemos visto un fenómeno que impacta positivamente en el desarrollo de la tecnología. Recientemente se realizó un estudio, en colaboración con Prodemu, que reveló el acercamiento de las mujeres hacia las TIC y el uso de internet con un 68% de las mujeres frente a un 55% de los hombres, propiciado en cierta medida por la pandemia”.
En este sentido, se dio un fenómeno muy interesante: la mujer rural, ya sea agricultora, hortalicera o artesana, se vio afectada en sus ventas. Sin embargo, ellas se acercaron a las tecnologías y junto con los hijos, crearon páginas de internet y canales de comunicación como WhatsApp para poder continuar vendiendo sus productos, algo impensado hace tres años, cuenta Brossard.
Por su parte, comenzaron con las reuniones Conecta Mujeres, instancias en las que se vinculan mujeres del ecosistema de emprendimiento e innovación en el agro para generar nexos de cooperación y compartir experiencias. Este año se desarrolló uno en la Región de Coquimbo y se espera replicar la experiencia próximamente uno a nivel centro y sur de Chile.
Una particularidad para destacar que no existe en otras instituciones es el Premio a la Mujer Rural Innovadora. “Esto ha sido para nosotros fundamental, dado que, si ya el trabajo de la mujer a nivel rural es invisible, imagínate cómo es cuando se trata de hacer innovación. Para ella es muy complicado, incluso a nivel familiar, hay toda una serie de espacios a los que debe adaptarse para innovar”, expresa Brossard. Este premio tiene dos categorías: Agricultora Innovadora, para la mujer agricultora que mejor represente el rol de la mujer innovadora, y Profesional del Agro Innovadora, que destaca a la profesional (investigadora, académica, consultora) que haya realizado una contribución más relevante a los procesos de innovación.
JUVENTUD RURAL
La pandemia trajo muchos cambios en nuestras dinámicas sociales, entre ellas, la juventud que se vio forzada a migrar a la ciudad buscando oportunidades laborales, volvió al campo, y con ello, trajeron toda su experiencia urbana, en especial el uso de tecnología, por lo que los jóvenes están dando grandes pasos a nivel de la innovación.

En ese sentido, se están haciendo grandes esfuerzos. Entre ellos se encuentra el programa SaviaLab, que busca incorporar la innovación a edad temprana dentro de la educación básica para niños y adolescentes entre 14 y 18 años. “Llegamos a los liceos agrícolas, primero formamos a los docentes para que conozcan las herramientas de innovación que podemos aportar. Tras dicha capacitación, el profesor entrega los conocimientos necesarios a los chicos y finalmente, son ellos quienes hacen un levantamiento de necesidades o brechas a nivel de sus experiencias personales, familiares, de su entorno. Hablamos de lugares que están insertos netamente en el sector rural, donde ellos identifican el problema y buscan una solución innovadora”, cuenta Brossard.
Existen varios ejemplos. En la Región del Maule, un chico diseñó y programó un cuchillo eléctrico para solucionar las molestias de su padre, el carnicero del pueblo, al momento de cortar y despostar la carne, o el de unas chicas que desarrollaron guantes robóticos para cortar los pedúnculos de las plantas sin generar daño. “Actualmente más de 800 profesores han sido formados y más de 2.000 chicos que han estado también incorporados a esta innovación”.
Para complementar el proceso se está desarrollando el proyecto Rebrota, que toma las edades de 18 a 35 años y pueden participar chicos que pasaron por SaviaLab o nuevos que tengan la inquietud de armar algún proyecto de innovación. Se parte por capacitar a los jóvenes en innovación, para que luego ellos mismos presenten sus proyectos a concurso FIA para que este organismo los impulse.
COOPERATIVAS
De igual forma se debe enfatizar el trabajo realizado por la fundación con las cooperativas agrícolas: “Es un tema que no se había impulsado en el sentido de verlas como una pequeña empresa. Hasta ahora se ha tenido la imagen de que estas asociaciones no incorporan innovación, por lo que decidimos desarrollar AgrocoopInnova, un programa justamente para destacar e incorporar innovación dentro de las cooperativas”, señala Brossard. Este proyecto contempla un grupo piloto de 20 cooperativas y se espera llegar a 140 en los próximos cuatro años.
La iniciativa considera tres líneas de acción: desarrollo de capacidades a través de la creación de una academia nacional de apoyo; incremento de valor e innovación en productos y/o procesos; y la articulación con otros programas del Estado para visibilizar y fortalecer su aporte a la producción sostenible de alimentos. Cada cooperativa pasará por estas distintas etapas, primero la capacitación, desarrollo de planes de negocio, incorporación de tecnologías de información con el Ministerio de Ciencias, después en el Ministerio de Economía tienen que seguir una serie de exigencias para ser acreditadas, lo que les permitirá obtener un sello cooperativo mediante el cual podrán acceder de forma prioritaria a distintos instrumentos de fomento.
Esta es la primera vez que se está apoyando a las cooperativas desde tres ministerios: Agricultura, Ciencia y Economía. La idea inicial era capacitarlas, “pero como FIA consideramos que también debíamos incorporar la innovación”. En ese sentido, el Ministerio de Ciencias ha sido clave en este proyecto ya que está aportando la mirada de I+D y de cómo incorporar las tecnologías de información en este grupo. También se ha incorporado al Ministerio de Economía con la División de Asociatividad y Cooperativas (DAES), quienes entregan el certificado de que la cooperativa está activa, vigente y en regla.
APRENDER HACIENDO
Desde su creación en 1996, FIA ha acumulado una cantidad de información muy importante, conformada por los resultados de todos los proyectos hasta la fecha. En este momento, la agencia cuenta con una biblioteca digital con data desde los años ochenta que ha sido generada con el aporte de las distintas instituciones de innovación, además de los ministerios de Economía, Ciencia y Agricultura.
“Tenemos una serie de documentos que se han generado a lo largo del tiempo, por lo que estamos volviendo a habilitar la plataforma de vigilancia e inteligencia de innovación, gracias a la cual podremos monitorear constante y prospectivamente cómo está el sector, hacia dónde tenemos que ir con una mirada holística a la innovación, tanto a nivel nacional, como internacional”, señala Brossard.
Esta información con la que cuenta FIA muchas veces se queda solo en documentos por lo que la fundación ha iniciado un programa de transferencia de innovación. “Comenzamos con cinco proyectos que serán ejecutados por áreas. Por ejemplo, hay uno de déficit hídrico, sobre el riego tecnificado, donde ya se está realizando la transferencia de la experiencia recopilada en distintas iniciativas a la comunidad agrícola”. El traspaso se hará con las instituciones pertinentes, y en este caso será INIA quien la facilitará a los agricultores. “Llegó el tiempo de traspasar toda la información, pero no en un documento físico, sino entregar el quehacer, se trata de aprender haciendo”, agrega Brossard.
Chile necesita avanzar más hacia la innovación agrícola. “Nosotros buscamos instaurar la cultura de innovación, sobre todo jóvenes y en las mujeres, que tengamos cooperativas modernas, que la pequeña agricultura chilena transite a la Agricultura 4.0. Hoy día, con la mano de obra cada vez más escasa, necesitamos aporte tecnológico y que los propios agricultores, que han estado tan distantes de la tecnificación, se acerquen a la innovación. Seguiremos en este continuo camino de impulsar las propuestas innovadoras ya que nos llevan a mejorar y adaptarnos a lo que está sucediendo tanto a nivel nacional como internacional. En la actualidad vemos tantos cambios, como el cambio climático que nos va a hacer cada vez más difícil poder producir, restringiendo el espacio, volviendo el uso de la tierra más intensivo. Urge adaptarnos para salir adelante. Por este motivo seguiremos apoyando al sector silvoagropecuario”.
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