
Las prioridades del nuevo presidente de AGV
Una temática que sale a la palestra al referirse a la industria viverística nacional es el ingreso de genética a nuestro país para así poder contar con el mejor material disponible en el mundo. Es algo de vital relevancia si Chile quiere mantener el sitial que lo respalda como un exportador de variedades de calidad. […]

Se trata precisamente de un aspecto prioritario para la Asociación Gremial de Viveros de Chile, lo que se refleja en que uno de los principales lineamientos pasa por continuar trabajando con el SAG para agilizar el ingreso seguro de genética vegetal. Así lo indica Jorge Nanjarí, nuevo presidente de la entidad, quien agrega a este listado trabajar también con el SAG en la categorización de los viveros a través de un protocolo que permita ir sumando exigencias a los requisitos básicos que establece el organismo en la normativa vigente. “Nuestra propuesta es que los viveros sean auditados periódicamente, para establecer las brechas y compromisos a cumplir para optar a una categoría superior y así destaquen quienes estén trabajando de mejor manera y cuenten con más mérito. En este sentido, la idea es promover el mejoramiento continuo del rubro”.
Otra labor a realizar pasa por la estandarización de la calidad de plantas según cada especie y de protocolos para mejorar la trazabilidad de los materiales. Pero ello no es todo. Nanjarí se refiere a los temas pendientes que hay por trabajar en la industria, además del potencial de exportaciones y oportunidades en nuevos mercados.
¿Cuál es la tarea pendiente en este rubro y en la que buscan enfocarse como mayor prioridad?
Seguiremos enfocando nuestro trabajo en agilizar el ingreso seguro de genética vegetal, en la categorización de los viveros y en la estandarización de la calidad de las plantas, sin embargo, temas que siguen pendientes y que también queremos impulsar con mucha energía son los Programas de Certificación de Plantas que lleva el SAG y que son voluntarios para los viveristas. En este sentido la idea es mejorar la trazabilidad de los materiales considerando aspectos fitosanitarios y de genuinidad varietal de modo de poner a disposición de los agricultores plantas con más garantías en el mediano – largo plazo.
Esto implica que tendremos que realizar un trabajo intenso de difusión hacia los productores, para que valoren estas plantas certificadas como un mejor producto y que en base a esto estén dispuestos a pagar un poco más por ellas. Esto dado que los viveristas que ingresen a dichos programas de certificación enfrentan un costo adicional importante, que deberá ser traspasado finalmente al costo de la planta.
Sigue como tarea pendiente, que no depende directamente del rubro, la adhesión de Chile a UPOV 91 y con esto mejorar las garantías para los obtentores de nuevas variedades no sólo en el extranjero, sino de nuestras propias variedades desarrolladas en Chile.
¿Cómo han evolucionado las exportaciones de plantas los últimos años? ¿Los viveros nacionales están en condiciones de satisfacer esta demanda?
La exportación de plantas, principalmente frutales, ha evolucionado ágilmente de la mano de la apertura de nuevos mercados para más especies. Actualmente Chile ha exportado plantas a más de 30 países y hoy cuenta con protocolo fitosanitario para exportación a 56 mercados para más de 80 productos de material de propagación de especies frutales, vides y hortalizas, lo que ha permitido ampliar nuestro desafío para convertirnos en plataforma genética no sólo para Latinoamérica, sino para el mundo. En 2016 las exportaciones de plantas sumaron US$ 19,3 millones, un 76% más que en 2012, cuando se exportaron US$ 10,9 millones.
Los principales destinos durante los últimos cinco años han sido Perú, Brasil y México. Sin embargo, se han exportado plantas con mucho éxito a destinos tan lejanos como Australia, China e India. Sin duda suplir la demanda internacional es un tremendo desafío para nuestro gremio, ya que las extensiones de terreno que se están destinando a nuevos proyectos agrícolas en países como Perú, Colombia, Brasil y México son enormes. En base a esto, viveros con experiencia de varios años exportando, han ampliado sus instalaciones y siguen creciendo para aprovechar esta tremenda oportunidad que se presenta para nuestro sector.
¿Qué representa Perú como oportunidad para los viveros nacionales?
Perú es un tremendo mercado para nuestras exportaciones. De hecho, en 2017 representó más del 50% para el envío de plantas, seguido por Brasil con cerca del 25%. Es por esto, que nuestro trabajo como Asociación se ha enfocado principalmente en el mercado peruano, visitando a productores para conocer sus demandas y ponerlos en contacto con nuestros viveros, así como también invitándolos a visitarnos para que conozcan en terreno cómo se producen las mejores plantas del barrio.
¿Qué efectos tuvo la reglamentación para los viveros hortícolas en términos de reducir la informalidad del sector? ¿Cómo ha afectado además en la calidad de las plantas?
Lamentablemente en la práctica la normativa que establece requisitos fitosanitarios para los viveros de hortalizas ha tenido hasta el momento nulo efecto concreto en reducir la informalidad de la venta de plantines de hortalizas y por tanto en mejorar la calidad.
Esto se explica en parte porque el SAG se planteó una marcha blanca durante 2017, en la que se ha enfocado en la difusión e inscripción de las plantineras al registro oficial de viveros. En este sentido, reconocemos el gran esfuerzo que hace el SAG por regular la actividad, sin embargo, no tenemos claro si cuentan con recursos suficientes para difusión y la posterior fiscalización. Como gremio seguiremos insistiendo en la importancia de que la producción de plantines sea regulada y fiscalizada eficientemente como el resto de las especies, sobre todo dado el crecimiento que sigue experimentando la producción y el riesgo de propagación de plagas que esto conlleva.
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