
Manejo integrado de la nutrición en cerezo
El manejo integrado de la nutrición (MIN) es clave para obtener altos rendimientos y calidad de fruta, de manera sostenible en el tiempo. El MIN ha sido incorporado con éxito por importantes empresas productoras y exportadoras de cerezas en Chile.

Estos requisitos adquieren mayor relevancia en el contexto de un mercado cada vez más competitivo, principalmente debido a la sobreoferta de cerezas en mercados clave, como es China. Una vez definida la variedad, el portainjerto, el clima (el que pude ser controlado) y el suelo, es el manejo agronómico el que determina -al menos- un 50% del resultado final. Dentro de estos manejos, la nutrición, junto con el riego, es uno de los aspectos fundamentales para alcanzar los objetivos productivos respecto de rendimiento y calidad. No obstante, el manejo nutricional no se trata de aplicar grandes cantidades de nutrientes, sino de suministrar lo estrictamente necesario. Es fundamental contar con un suelo que funcione adecuadamente y proporcione una fracción significativa de los nutrientes requeridos, de manera continua y sostenible.

En el presente artículo se presentan las bases del Manejo Integrado de la Nutrición en cerezo, concepto que está siendo aplicado con éxito por importantes empresas productoras y exportadoras de cerezas de Chile.
MANEJO INTEGRADO DE LA NUTRICIÓN
El Manejo Integrado de la Nutrición (MIN) es un componente esencial del concepto de Agricultura Regenerativa (AR), cuyo objetivo es restaurar o mejorar la salud del suelo mediante el restablecimiento del carbono (materia orgánica) en el suelo y aumentar la eficiencia productiva, es decir producir más con menos inputs externos.
El MIN puede definirse como la integración de las mejores herramientas y tecnologías disponibles, para hacer un manejo eficiente y sostenible de la nutrición, lo que permite alcanzar los objetivos productivos en lo que respecta a rendimiento, calidad y estabilidad de la producción, asegurando eficiencia y sostenibilidad.
En la Figura 1 se presentan los principales componentes del MIN, destacando el uso de herramientas de diagnóstico, como base de un programa nutricional, el ajuste de las dosis de nutrientes y la utilización de materia orgánica de distinta labilidad, entre otros.

El uso de herramientas de diagnóstico es esencial en el diseño de un programa de MIN, proporcionando información clave para identificar los factores limitantes del suelo y sus soluciones. Un muestreo adecuado del suelo, con al menos 20 submuestras por muestra compuesta, permite estimar el promedio de la propiedad de interés con buena exactitud (~10%). Si bien es cierto las decisiones de manejo basadas en el promedio es un buen punto de partida, este es engañoso, pues esconde las áreas deficientes o con niveles excesivos. Lo ideal es iniciar un programa de MIN a través de un mapeo detallado del suelo, que permite conocer y ranquear los factores de limitantes de manera sitio-específica.
En la figura 2 se presentan mapas de propiedades del suelo seleccionadas en un cuartel de cerezo, observándose una elevada variabilidad espacial en el contenido de materia orgánica y en la disponibilidad de P, K y Ca, por lo que sus correcciones deben ser sitio-específicas.
FUNDAMENTOS DEL MANEJO INTEGRADO DE LA NUTRICIÓN
En la figura 3 se presenta un esquema simplificado del sistema suelo- agua-planta-microorganismos. En presencia de agua (lluvia o riego) se produce un equilibrio dinámico entre la fase sólida y la solución del suelo. La fase solida libera nutrientes a la solución del suelo y las plantas absorben sus nutrientes desde ésta. Cuando se fertiliza, se aumenta la concentración de nutrientes en la solución del suelo y éstos pueden moverse hacia la fase sólida.

Este equilibrio está afectado por la propia planta que absorbe nutrientes, pero que también los libera a partir de la descomposición de sus tejidos (raíces, hojas, poda, etc.); los microorganismos heterótrofos del suelo, que consumen nutrientes desde la solución, pero que también los aportan a través de su actividad metabólica; las propiedades físicas del suelo, donde suelos arcillosos liberan nutrientes a la solución del suelo más lentamente que los arenosos, pero a una tasa más constante; y las propiedades químicas como
el pH- que controla el equilibrio de los nutrientes en solución.

Con lo mejor del conocimiento agronómico, se controla este sistema, de manera de maximizar los aportes de nutrientes a la solución del suelo y optimizar su absorción a través de la generación de abundantes raíces finas. Los objetivos del MIN en cerezo se logran a través de la integración de las siguientes estrategias (figura 4):
1. Enmendar el suelo según sus principales limitantes.
Las enmiendas más frecuentes son la aplicación de materia orgánica, carbonato de calcio (cal), sulfato de calcio (yeso agrícola), fósforo y potasio. En el área frutícola, aproximadamente un 20% de la superficie necesita enmiendas orgánicas, 50% requiere encalado un 30% requiere fósforo, un 40% necesita potasio, mientras solo un 5% es deficiente en Mg.
2. Ajustar las dosis de nutrientes.
El cerezo tiene requerimientos moderados de nutrientes. Las demandas promedio, que incluyen los requerimientos para producir la fruta, hojas, brotes, dardos, raíces y fruto, alcanzan a 6 kg N/ton, 1,5 kg P2O5/ton y 8 kg K2O/ha. Por otra parte, las extracciones que corresponden a los nutrientes que se exportan en el fruto, son en general bajas, alcanzando, en promedio, 2 kg N/ton, 0,8 kg P2O5/ton, 3 kg K2O/ton y 0,12 kg Ca/ton. En el caso del calcio, un rendimiento de 15 ton/ha, extrae aproximadamente 2 kg de Ca/ha.

3. Uso de inhibidor de nitrificación.
Esta tecnología reduce las pérdidas de nitrógeno por lixiviación o desnitrificación, asegurando el suministro del nitrógeno mineralizado. Además, mantiene una relación adecuada N-NH4/N-NO3, contribuyendo al equilibrio del vigor de los árboles, así como promueve la absorción de otros nutrientes, como el fósforo, estimulando el crecimiento de raíces. Se ha demostrado que los inhibidores de nitrificación no afectan la microbiota del suelo.
4. Aplicaciones de materia orgánica de distinta labilidad.
La aplicación de materia orgánica se realiza con distintos objetivos, entre ellos, mejorar la calidad del suelo, estimular la actividad biológica, bioestimular el árbol o secuestrar metales como el cobre. Cabe señalar que la mayoría de los suelos dedicados a la producción de cerezo presentan niveles altos de Cu-DTPA, por lo cual se recomienda el uso de materiales orgánicos recalcitrantes, como sustancias húmicas de leonardita.
5. Uso de bioestimulantes microbianos y no microbianos.
Con el objetivo de estimular el desarrollo de raíces y mejorar la absorción de agua y nutrientes, en particular del calcio. Esto se logra a través de distintos mecanismos tales como solubilización de nutrientes, producción de hormonas, supresión de enfermedades e inducción de resistencia sistémica, entre otros.

ESTIMACIÓN DE LAS DOSIS DE NUTRIENTES EN CEREZO
Las dosis de nutrientes se estiman de distinta forma, dependiendo del nutriente involucrado (figura 5). En el caso de los nutrientes que no se pierden en el suelo, tales como fósforo, potasio y magnesio, se utiliza el concepto de construcción + mantención, es decir, se llevan los suelos hasta su nivel crítico y luego se fertiliza el cerezo reponiendo solo la cantidad extraída. Para nitrógeno (N) se realiza un balance entre la demanda y el suministro, considerando el N residual, el N mineralizado y el N aportado por el agua de riego. El valor mediano de N aportado por el suelo -vía mineralización- en suelos dedicados a la producción de cerezo, es de 80 kg N/ha en la banda (50%).
MIN Y CALIDAD DE FRUTA
Para obtener fruta de calidad en términos de tamaño y firmeza, junto con prácticas agronómicas como poda, raleo y control del vigor, se requiere regular el nitrógeno y asegurar un suministro y absorción adecuados de calcio. Una fruta firme debería tener entre 0,8 y 1% de nitrógeno, base materia seca (bms), y concentraciones de calcio (Ca) > 600-1000 mg/kg bms. Para ello, el balance de N es esencial.
Considerando un rendimiento de 15 toneladas por hectárea, las dosis no deberían superar los 60 kg N/ha, en suelos con 2% de materia orgánica. En tanto que la dosis de precosecha no debería exceder el 30% de la dosis total (20 kg de N/ha). Además, se requiere mantener buenas concentraciones de calcio en el suelo que superen los 5 cmol(+)/kg, para lo cual es necesario enmendar con yeso agrícola, si el pH es mayor a 6,5, o con carbonato de calcio (CaCO3), o CaCO3 + MgCO3 (cal dolomítica), cuando el pH sea ácido (menor a 6,5) y presente bajos niveles de magnesio. Junto con ello, se recomienda aplicar materia orgánica de labilidad adecuada al sitio y bioestimulantes microbianos (PGPR). El resultado será fruta firme, de buen calibre y mayor homogeneidad (figura 6).

RESULTADOS DE LARGO PLAZO CON MIN
Varias exitosas empresas productoras y exportadoras de cerezo han incorporado el concepto de manejo integrado de la nutrición, observándose los siguientes resultados:
- Mejoramiento de la calidad global del suelo
- Disminución de los aportes externos de nutrientes
- Balance N-NH4/N-NO3 casi perfecto en el suelo
- Huertos sanos y balanceados, con entrada en producción más temprana
- Alta actividad biológica en el suelo
- Árboles con buenos sistemas de raíces y alta proporción de raíces finas
- Fruta de alta calidad
El rendimiento y la calidad de fruta en cerezo se construyen desde el suelo. Un suelo que funciona es capaz de suministrar una alta proporción de los nutrientes que el cultivo necesita, contribuyendo además a mejorar la tolerancia al estrés biótico y abiótico. Un suelo de buena calidad permite un suministro de nutrientes constante y por lo tanto las épocas de aplicación se hacen menos relevantes, simplificando el manejo nutricional.

Noticias Relacionadas


Renaciendo de las cenizas
