Nogales en la zona centro sur de Chile: cómo es producir en condiciones limitantes - Mundoagro

Nogales en la zona centro sur de Chile: cómo es producir en condiciones limitantes

Enfrentar un frutal desarrollado para un clima mediterráneo como el de California, con primaveras y veranos secos y cálidos, a las exigentes condiciones ambientales presentes en las primaveras del sur de Chile, ha sido una experiencia exigente, pero también gratificante. En efecto, por muchos años el desarrollo de este cultivo se circunscribió a la zona […]

Enfrentar un frutal desarrollado para un clima mediterráneo como el de California, con primaveras y veranos secos y cálidos, a las exigentes condiciones ambientales presentes en las primaveras del sur de Chile, ha sido una experiencia exigente, pero también gratificante. En efecto, por muchos años el desarrollo de este cultivo se circunscribió a la zona central de Chile, debido a la semejanza de su clima con la zona donde se ubican los laboratorios en los cuales fue creada la variedad Chandler.

Como sabemos, la productividad y buenas características de su fruta ha permitido a Chandler un largo reinado, y es así como, a efectos prácticos, es un frutal mono varietal para quienes han querido transformarse en nogaleros, imposibilitando la introducción de alternativas que se adapten mejor a las duras condiciones ambientales imperantes en sur de Chile. De esta forma, y como versa el dicho, “hay que arar con los bueyes que se tiene”. Por eso, el sur de Chile ha tenido que bregar con las dificultades para producir en cantidad y calidad, sobre todo en los últimos años con precios competitivos que no permiten defectos ni ineficiencias, debiendo enfrentar una competencia mano a mano con las nueces producidas en la zona central, donde el cultivo se muestra más cómodo.

Poco después de que el nogal fuese introducido en la zona central de Chile, se hicieron intentos por establecerlo comercialmente en el sur, más precisamente en la VIII Región, donde, no obstante los resultados no fueron los esperados y la mayoría de esos huertos fueron arrancados, manteniéndose en la actualidad solo algunos de ellos, que no siguieron igual destino solo por su buen desarrollo vegetativo y el buen corazón de sus dueños que les permitieron seguir en sus campos sin producir nueces.

Allá por el año 2005- 2006 hubo un nuevo intento por lograr resultados. Fue así como se plantaron tres o cuatro huertos liderados por empresarios porfiados que, no obstante las malas experiencias anteriores, apostaron a su formación científica de ingenieros y se lanzaron a la aventura de producir nueces en el sur de Chile.

Después de varios años de investigación, y de prueba y error, conviviendo con información de las prácticas que daban buenos resultados en la zona central, pero que en esta zona resultaban en desastre, finalmente se logró, poco a poco, ver resultados auspiciosos que más adelante disiparían la interrogante de si se podía producir la anhelada cantidad y calidad de nueces que factibilizara el cultivo en la zona sur.

Soy de la opinión de que los buenos precios por los que pasó la nuez, en su época dorada, son en gran parte el responsable de que actualmente el nogal sea un cultivo factible para nuestra zona, ya que permitió a los pioneros en el cultivo sobrevivir con bajas producciones, mientras desarrollaban la tecnología que hoy les permite competir mano a mano con los productores del centro norte.

DESARROLLO Y EXPANSIÓN EN LA ZONA

Actualmente la VIII Región cuenta con cerca de cuatro mil hectáreas de nogales, no mucho si la comparamos con las más de cuarenta mil hectáreas nacionales, pero sin duda es una superficie interesante, si consideramos la precocidad de los huertos de la zona y los buenos resultados en productividad y calidad, principalmente en los últimos años.

A raíz de su rápido desarrollo en los últimos años, la zona ha generado tecnología e infraestructura importante que le permite competir adecuadamente con el resto de las zonas productoras de nueces. Fue así como junto a otros productores locales logramos diseñar y construir una importante planta de proceso, capaz de procesar nuez con y sin cáscara y exportarla a 15 países, posicionándola como la planta de tamaño medio más moderna de Chile, que actualmente presta servicios de proceso y exportación a más de 40 productores.

En paralelo, junto a otro ingeniero civil, desarrollamos un secador de nueces con una tecnología innovadora, de flujo radial acelerado, capaz de secar en forma más eficiente, dadas las difíciles condiciones ambientales del sur, que patentamos y que ya se ha implementado en varias plantas de la zona sur.

DESAFÍOS DE LA ZONA

El principal desafío al que se enfrentan quienes producen nueces en la zona centro sur es, sin lugar a dudas, las duras condiciones ambientales de la primavera, donde humedad y temperatura favorecen la aparición de bacterias y hongos para los cuales el nogal no está preparado para defenderse solo, debiendo el productor ayudarlo activamente a combatir las enfermedades derivadas de estos patógenos.

La principal enfermedad que se presenta es la Xanthomonas arboricora pv juglandis, la temida peste negra del nogal, que transforma a los huertos en una pesadilla, si no se aplican los adecuados protocolos para su control. Para esto se requieren aplicaciones de una mezcla de productos químicos conocidos, pero deben hacerse en el momento oportuno y bajo condiciones de aplicación precisas y controladas.

La profundidad de los suelos, su textura, su baja conductividad eléctrica y la disponibilidad hídrica de esta zona permiten a los cultivos grandes expresiones vegetativas; de este modo, los huertos llegan rápidamente a su potencial productivo pero, lamentablemente, no se detienen allí sino que generan emboscamiento que, en los mejores suelos, hace caer rápido las producciones, al generarse en los árboles el siguiente ciclo fatal: suelos fértiles sin limitaciones favorecen gran expresión vegetativa; gran expresión vegetativa genera la proliferación de hongos de la madera y muerte de los centros productivos bajos del árbol; muerte de centros productivos de la parte baja provoca crecimientos en la parte alta del árbol, cuya fruta en la zona superior imposibilita la correcta y adecuada aplicación de los productos fitosanitarios para controlar la peste negra. A su vez, la aparición de peste negra descontrolada impide la adecuada producción y, finalmente, lo que ocurre es que hay poca producción de nueces con árboles demasiado grandes. Un círculo fatal.

De este modo, los huertos, una vez alcanzada la estatura productiva necesaria, deben ser manejados adecuadamente para evitar esta fatal sucesión de factores que pueden terminar rápido con la ilusión de los tan anhelados flujos económicos, o más bien con la mantención de estos.

Aunque el refrán que alertaba “abril lluvias mil” no tiene la validez de antaño, sí hay años en que la cosecha enfrenta importantes retos a raíz del duro clima otoñal. De este modo, la cosecha se debe hacer más rápido para evitar un porcentaje de nueces amarillas que nos eche a perder la liquidación. La capacidad de secado en el sur debe también ser más robusta, ya que las nueces contienen más humedad y por lo tanto deben permanecer más tiempo en los secadores.

Finalmente, pero no por eso menos importante, otro de los desafíos a que nos enfrentamos los productores del sur es compatibilizar el control de la peste negra con sus correspondientes aplicaciones de productos cúpricos, y la adecuada sanidad del suelo, para lo cual se hace necesario pensar integralmente el problema, manteniendo una permanente búsqueda de la cantidad mínima de cobre que permita el adecuado control de la bacteria, acorde a las particulares condiciones de cada primavera a las que nos enfrentemos.

A fin de cuentas, el gran desafío para producir nueces en el centro sur de Chile radica entonces en un manejo cultural, químico y biológico de precisión, donde los errores y los descuidos no están permitidos.

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