
Problemáticas de poscosecha: los desafíos que enfrenta la industria de cerezas
La avería del buque Maersk Saltoro, el pasado 13 de enero, que transportaba más de cinco millones de cajas de cerezas de origen nacional y que debió postergar su llegada pactada para el día 20, se suma a las semanas de incertidumbre que vivió la industria de la cereza en China, donde la alta concentración de fruta en el mercado ocasionó una significativa caída de precios, que afectó la rentabilidad de productores.Situaciones como estas mantienen alertas a productores nacionales, ya que podrían representar pérdidas millonarias si la situación no mejora en lo inmediato, mientras se desarrolla el peak de una nueva edición del tradicional Año Nuevo Chino.
Ante estas problemáticas, Cristián Balbontín, investigador de INIA Quilamapu, señala a Mundoagro que, “hay varias páginas que relatan proyecciones de superficie de cerezos y, junto con ello, lo que entraría en producción en los próximos años. Hay que tratar que esa cereza tenga la máxima calidad posible (color y tamaño), ya que estas se traducen en mejores precios”.
Es por ello que el investigador hace alusión a la prolongación del almacenamiento al interior de cámaras de frío y sus efectos en la fruta. “Parámetros como la firmeza, el color y la deshidratación del pedicelo son críticos para la aceptación del producto en mercados internacionales. Además, desórdenes fisiológicos como el pitting (machucones), la piel de lagarto y el pardeamiento interno pueden desarrollarse durante el almacenamiento prolongado, comprometiendo la calidad de la fruta”, afirmó.
El investigador señaló que desde el laboratorio de calidad de fruto de INIA, se ha trabajado en el impacto que ha tenido el almacenamiento de variedades de cerezas que fueron cultivadas en la región de Ñuble. “Los estudios han analizado períodos de conservación de 10, 30 y 50 días, además del tiempo de exposición en estanterías de entre dos y seis días. En general, a mayor tiempo de almacenamiento, aumenta la incidencia de desórdenes como el pardeamiento interno en variedades Regina y Kordia, mientras que la pérdida de firmeza es más pronunciada en Santina y Lapins”, afirma Balbontín.
A pesar de ello, señala que “la oferta de cereza va a seguir creciendo, ya que el mercado actual es grande, pero si toda la fruta llega junta, esta produce una caída considerable en sus precios. Lo anterior va afectar por igual a todas las calidades, pues llegado el momento, y si todos producen fruta de alta calidad (entendido como tamaño principalmente), igual van a caer los precios”.
Ante esto, Balbontín es enfático en mencionar que explorar otros mercados será clave y llegar con la fruta hacia el interior de China. Es una tarea que necesita de conocimiento de comportamiento ya que todas las variedades pueden reaccionar de manera diferente en condiciones de almacenaje más prolongadas. Problemáticas como desórdenes fisiológicos como la piel de lagarto, por ejemplo, son comunes que ocurran, por lo que, según Balbontín, debe existir un conocimiento previo sobre variedades susceptibles y tolerantes ante ellas.
“Existen variedades que son de reciente introducción, que son bastante precoces en su producción y aún se necesita determinar cómo se comportan durante el almacenamiento. Las regiones donde se produce la fruta también van a otorgar estas características de susceptibilidad. Las primaveras que sean demasiado frías u olas de calor que puedan ocurrir, van a impactar en el crecimiento del fruto. Estas circunstancias tienen que ser estudiadas, porque, por ejemplo, cuando uno embala la fruta siempre está bien y bonita, pero cuando el comprador chino abre el contenedor, se puede encontrar con este tipo de problemas, desórdenes fisiológicos que causan mala impresión o pérdida de firmeza, por lo que yo recomiendo es estudiar más y determinar estas condiciones”, señala el investigador a Mundoagro.
Por otra parte, Balbontín indica que la extensión de oferta y el comportamiento postcosecha, es fundamental para extender una ventana de oferta. “La heterogeneidad de las áreas de producción produce frutos con distinto potencial de almacenamiento y transporte. En eso se requiere investigar y caracterizar la producción, pues al momento de embalar, la fruta está perfecta. Sin embargo, cuánto dura esa ´belleza´ depende de las condiciones en que se desarrolló”.
Ante lo anterior, agregó que la calidad de la cereza depende netamente del área y la zona donde fue producida: “factores como olas de calor, lluvias o retrasos en la cosecha debido a bajas temperaturas primaverales pueden afectar el potencial de vida postcosecha”. Problemáticas como estas deben ser consideradas para definir las líneas de investigación. Por eso, para Balbontín, la clave está en la colaboración entre investigadores, productores y exportadores para optimizar las prácticas postcosecha y, así, que la cereza chilena mantenga el exitoso rumbo que traía hasta ahora.

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